Un sitio vacío

Ya ha pasado más de medio año desde que el bisabuelo Paco decidió abandonarnos para ir en busca de sus seres queridos.
Muchos años antes pasaron por el mismo camino otros seres queridos,  en especial abuelos y tíos.

Aún recuerdo cuando Paquillo lloraba porque no llegaría a la boda de su nieta o no conocería a su biznieto.  Gracias a Dios pudo hacer ambas cosas.

A mí siempre me quedo la espina de no poder despedirme de mi abuelo José  por jugar un partido de fútbol y abandonarnos de repente.

Esas personas,  son el pilar de muchas familias aunque no siempre lo sepamos ver.
No somos capaces de apreciar ese sitio tan especial que ocupan hasta que ha quedado vacío.
Y por mucho que vivamos, siempre quedará libre ese espacio que aunque no nos lo parezca,  vuelven a ocupar cada vez que están presentes en nuestro recuerdo.

Con su mera presencia ya sea en el sillón del salón o presidiendo reuniones familiares aunque muchas veces apenas hablarán hacían que nos sintiéramos unidos.

También valoro con mucho cariño todas esas anécdotas de su vida y sus historias y saber que ya no tengo la suerte de escuchar pero guardo cual tesoro.

Ellos pusieron la primera piedra de lo que hoy somos así como nosotros la pondremos en la vida de hijos y nietos.
Y no hay mayor forma de rendirles homenaje que viviendo una vida plena y recordando lo que nos enseñaron e hicieron por nosotros.
Ya por último, quiero volver la vista arriba y darles las gracias por todo y por haber ocupado ese sitio principal de mi vida y esperar que cuando desde arriba me observen puedan sentirse orgullosos.

image

Deja un comentario